lunes, 9 de junio de 2014


 SÁBADO 7 DE JUNIO DE 2014, VISITA AL SANTUARIO NUESTRA SEÑORA SANTIFICADORA.






 EL SANTUARIO DE NUESTRA MADRE SANTIFICADORA ES UN LUGAR SANTO DONDE DEBES ESTAR EN COMPLETO SILENCIO Y ORACIÓN, NO ES UN SITIO PARA COMER .




SANTUARIO DE NUESTRA SANTA MADRE SANTIFICADORA UN CIELO ABIERTO DE BENDICIÓN.






HAZ EL VIACRUCIS , CAMINO DE LA CRUZ , REFLEXIONANDO SOBRE LA PASIÓN Y MUERTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.

viernes, 6 de junio de 2014




ORACIÓN A LA LLAGA DEL HOMBRO DE JESÚS 

 San Bernardo le preguntó al Divino Salvador, cuál fue Su dolor en la Pasión más desconocido por los hombres. Jesús le respondió: Tenía una llaga profundísima en el hombro sobre el cual cargue mí pesada cruz; esa llaga era la más dolorosa de todas. Los hombres no la conocen. Honrad pues esta llaga y haré todo lo que por ella pidas...

 ORACIÓN
Oh amado Jesús, manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero la llaga causada por el peso de vuestra cruz que abriendo vuestras carnes desnudo los huesos de vuestro hombro sagrado y de la cual vuestra Madre Dolorosa tanto se compadeció. También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esta llaga dolorosa de vuestro hombro en la que quisiste cargar vuestra cruz por mi salvación. Ah! por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de vuestra cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mi pobre criatura pecadora, perdonad mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la cruz. Se rezan siete Ave María y se agrega: Madre santísima imprime en mi corazón las llagas de Jesucristo crucificado... (Indulgencia de 300 días) Oh dulcísimo Jesús, no seas mi juez sino mi salvador... (Indulgencia de 100 días)



jueves, 5 de junio de 2014



Novena a María Santificadora Aprobada por Monseñor Alfonso Uribe Jara millo, Obispo de la Diócesis de Sonsón – Río negro (1982)



Oración para todos los días:
Esposa del Espíritu Santo, que recibiste la corona que Dios Padre te había preparado desde la eternidad, y reinas con tu Divino Hijo Jesús, queremos venerar tu memoria y agradecerte el oficio que te ha encomendado el Señor de acercar las almas a Jesús, como Santificadora de la humanidad. Tú quieres con tus mensajes, acabar nuestra vida de pecado. No apartes de nosotros tus ojos misericordiosos, ni de todos los que por la sangre o la amistad están ligados a nuestra vida. Líbranos del mal por la sangre de Jesús, haz que participemos de su cruz y vivamos los sacramentos. Que llevemos una vida santa por la guarda de los mandamientos. Por último, queremos tenerte a nuestro lado a la hora de nuestra muerte con tu esposo San José y tu Divino Hijo y Redentor nuestro.
Amén.
María Santificadora, Ruega por nosotros y Santifícanos.

Día primero:

Virgen María, hija predilecta del Padre, tú, que creíste en el mensaje del Señor, y por la fe dijiste Si al plan del Altísimo, alcánzame una fe grande en los designios que la Providencia tiene sobre mí y la aceptación de cuanto me exige. Por el bautismo se me ha dado una nueva vida: La vida divina. Haz que esta vida sobrenatural, por mi cooperación a la gracia, de abundantes frutos. Señora, ¡que grande fue tu fe al recibir en tus brazos un niño desvalido y le reconociste por tu Dios! Le buscaste llena de angustia cuando a los 12 años se perdió de tu presencia tres días y, al hallarlo, creíste y adoraste, sin comprender los designios del Padre, meditándolos en tu corazón. En la vía dolorosa y en la Cruz, tu fe era la única luz que alumbró, al pie de tu Hijo, al oscurecerse el sol, el Viernes Santo. María Santificadora, Ruega por nosotros y Santifícanos.

Día Segundo:
María, ser privilegiado y llena de gracias del Señor, conocía y meditaba desde niña, al servicio del Templo, la palabra de Dios en las Escrituras y esperaba ya próxima la venida del Mesías Redentor, llena de ansiedad y de gozo. Dicha espera la hacía meditar y saborear las maravillas anunciadas en serena oración. Un día, su humilde aposento se llena de luz. Gabriel, el Ángel mensajero de Dios, la saluda: Dios te salve, María, llena de gracia”. Ante la extrañeza de la Virgen, el Ángel le explica que es la Elegida del Señor y dará a luz a Emmanuel, Dios con nosotros, a quien llamará Jesús. Ella, ante la grandeza de le elección y sabiendo que su virginidad quedaba a cubierto por la sombra del Altísimo, exclama: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Toda su vida estuvo llena de esperanza y, de modo especial, los meses de expectativa para verlo y estrecharlo contra su corazón. Desde el anuncio de Simeón al presentar al niño en el templo, su corazón también esperaba con angustia la realización dolora de la Redención, hasta verla coronada en el Calvario, y Ella anegada en un mar de dolor. Ya resucitado el que era su vida y su amor, y subido al Cielo, empieza en Ella esa esperanza viva de unirse para siempre a Cristo, corona inmortal, inmaculada, inmarcesible. María madre de la Esperanza, aunque nuestros pecados nos agobian, haz nacer el deseo y la esperanza de que, por la gracia de tu Hijo, viviremos contigo la eterna contemplación de la Divina Trinidad. Amén. María Santificadora, Ruega por nosotros y Santifícanos.

Día tercero:
Espíritu Santo, Amor eterno del Padre y del Hijo, enséñame algo del amor con que encendiste el alma de María para ser su esposa y Madre de Jesús. La Anunciación del Ángel a Nuestra Señora, la exquisita solicitud de María por visitar y servir a su prima Isabel, y el inspirado himno de alabanza al Todo Poderoso en el Magníficat; el gozo inefable al nacer el Niño Dios en el establo de Belén, son las manifestaciones externas del fuego ardiente de su amor, lo mismo que el gozo en la difícil obediencia cuando la huída a Egipto. El hallazgo del niño en el templo y toda su vida de oración y de entrega a Nazaret. Su presencia real pero oculta durante la vida pública de Jesús, encerrada entre dos paréntesis que nos narra el Evangelio las bodas de Caná y su permanencia al pie de la Cruz, son el índice de su inigualable fidelidad a su divina misión y del amor soberano que solo puede dar su corazón. ¡Oh María: Alcánzame la gracia de amar a Jesús como tú, con obras más que con palabras, ayudando a mis hermanos y viviendo con paz mi cruz, único camino para poder llegar a la patria celestial! Amén. María Santificadora, Ruega por nosotros y Santifícanos 

Día cuarto: Una sola es la causa del mal, del dolor, del sufrimiento, de la muerte: El orgullo, cuyas manifestaciones son la desobediencia, la rebeldía, el odio. Uno solo sería el remedio a todos los males del pecado: El amor de un Dios que se hace pequeño, se humilla, un Dios que se llega a nosotros, se hace de los nuestros, sufre y muere, para triunfar glorioso en la Resurrección. María, que con Cristo había de aplastar la cabeza del soberbio Luzbel. Única que no fue abnegada en las pestilentes aguas del pecado, participó también de esa sublime humildad de Jesús. María recibe del Ángel un mensaje del Señor, que es llena de gracia y que va a ser Madre del Mesías. Y sólo tiene palabras para exclamar: “He aquí la Esclava del Señor”. Isabel la llama “Bendita entre todas las mujeres”. Y su alma se repliega sobre sí misma y luego prorrumpe en alabanzas al Creador “que ha mirado la bajeza de su Sierva”. En efecto, María presta a Isabel los más humildes servicios durante tres meses. Ella comprende su papel en la salvación durante tres meses. Ella comprende su papel en la salvación, y ora, medita, intercede en el silencio por los que seríamos los verdugos de su Hijo. Luego, aceptará ser nuestra Madre y ¡que de amores y ternuras ha derramado en nuestras vidas! ¡Oh María: Comunícanos esa virtud de la humildad que practicaste durante toda tu existencia y te mereció la corona de Reina que hoy ostentan tus sienes, porque Dios derriba del trono a los soberbios y enaltece a los humildes! María Santificadora, Ruega por nosotros y santifícanos.

Día quinto:

 El mundo ha sido siempre escenario de guerras y odios, de enemistades y venganzas entre los hombres y los pueblos. Dios es la paz perfecta. Quien tiene a Dios goza de la única paz posible en el mundo. Pero paz no quiere decir exención del dolor, al menos en esta vida. Porque Cristo, el príncipe de la paz, fue llamado Varón de Dolores. Pero su alma, inundada del Espíritu Santo era, aun en la tribulación tabernáculo de paz. María, la llena de gracia, el ser humano más vinculado a la Augusta Trinidad, no podía carecer, en grado sumo, de ese don inefable de la paz. Y la iglesia, entre los nombres con que la saluda, la llama Reina de la Paz, Virgen Santa. Nuestras almas y nuestras vidas están llenas de sobresalto y temores, de dudas y remordimientos. Madre Santificadora: Alcánzanos de tu Divino Esposo, nuestro consolador, el don de paz para que apacigüe nuestras tormentas, como se calmaron las tempestades a la voz de Jesús. María Santificadora, Ruega por nosotros y santifícanos.

Día Sexto:

El pecado original desquició al hombre en sus relaciones con Dios, en su equilibrio en todas las actividades, pero donde ha tenido más humillaciones y derrotas es por el recto dominio del cuerpo. Ya en sus orígenes, los hombres se apartaron de Dios por la corrupción de la carne y sobrevino un castigo universal: El diluvio. Sodoma y las otras ciudades de la pentápolis se alejaron de las vías del Señor, pues sus ojos se habían vuelto a esta clase de pecados. Toda la historia está llena de crímenes por el pecado impuro. Hoy el mundo se encuentra en la orgía del materialismo. Los medios de comunicación – televisión, radio, prensa-, han hecho la revolución del pecado contra el sexto mandamiento, y el aire pestilente que producen ha infestado el santuario de la familia, la juventud y la niñez. Hasta la vida religiosa y el mismo sacerdocio han sentido el flagelo de este cáncer mortal. Sólo tú María te viste libre, única en la historia, de esta plaga. Concebida inmaculada, cautivaste la mirada de Dios, que envió a su VERBO Eterno para que, por obra del Espíritu Santo, tomara nuestra naturaleza humana de tu carne y sangre virginal. Mira con bondad de niñez. Santifica por tu Divino Hijo el matrimonio, la vida consagrada a Dios por los votos y el sacerdocio, para santificar el mundo. María Santificadora, Ruega por nosotros y santifícanos.

Día séptimo:
Si el mundo se pierde por la corrupción, la Eucaristía, el pan de vida bajado del Cielo, es semilla eficaz de pureza y de santidad. Moisés, al conversar con Dios en el Monte Sinaí, bajó con el rostro radiante por toda su vida. Quien come el Cuerpo de Cristo, pan bajado del Cielo, vive en Jesús y Jesús en él, lo ha asegurado a sus discípulos y al pueblo. Su palabra, su trato, su compañía, irradia luz pura, despide fragancia de santidad. Y el hombre se hace capaz de realizar grandes ideales en pro de sus hermanos, de los pobres, de los ancianos, de la juventud y la niñez desamparada. Es el vigor, la fortaleza misma de Dios, que reside en el pan vivo y nos lanza a la conquista del mundo para el Señor, así haya que sentir las espinas de la cruz. Madre nuestra: Concédenos tener hambre de Eucaristía para transformarnos en Jesús y transformar por Él al mundo. María Santificadora, Ruega por nosotros y santifícanos.
Día octavo :
La felicidad del paraíso está simbolizada en la Biblia por el jardín bellísimo y por el trato familiar con Dios, todos los días. Cometido el pecado, se rompe la amistad y aquellos diálogos con el Creador terminan. Sin embargo, Dios promete ya desde entonces, el perdón. Y entre los dolores, espinas y abrojos, florece la esperanza. Por la creación, se reanudan los encuentros con el Creador, que luego habla y escucha a los patriarcas, en la promesa de Abrahán, en la escala de Jacob, entre las zarzas y en el Sinaí a Moisés, quien un día escucha el nombre del Señor de sus mismos labios: “YAVE, Dios misericordioso y clemente, lento a la cólera y rico en amor y fidelidad, que perdona hasta la milésima generación de la culpa, el delito y el pecado”. Dios reanuda la amistad con quienes los buscan, y multiplica los signos con quienes lo invocan. Una mirada a la Biblia: La oración llena de fe de Ana, alcanza un hijo en la vejez, que fue el profeta Samuel; aquel muchacho rubio, David, ora antes de atacar a Goliat, y le vence con la honda de pastor; el mismo David, ya rey pecador, reconoce su pecado y levanta a Dios aquel estupendo grito de dolor: “Pequé, Señor, ten piedad de mí según tu gran misericordia”. Y el Señor le perdona. Elías, Daniel y mil más, nos muestran en la antigua alianza, la eficacia de la oración o trato con Dios. En la nueva alianza, es la oración extasiada de una Virgen de Nazaret, la que atrae el Cielo a la tierra, y el VERBO toma carne en sus entrañas. Es la oración poderosa de Jesús, la que devuelve la vida a Lázaro. Y es la que transforma el pan y el vino en su Cuerpo y en su sangre. María, maestra de la oración, enséñanos a orar. María Santificadora, Ruega por nosotros y santifícanos. 

Día Noveno:
Dios restauró en el mundo el fracaso de la humanidad por su Plan de Redención, dándonos en su Hijo la Vida Eterna. Esto se llevó a cabo por la fe y la esperanza en la promesa, y luego por la entrega en el amor. En todo esto, María es el puente entre el Creador y la humanidad, por la maternidad Divina. De ahí provienen todos sus títulos y sus méritos, ya que el Altísimo la creó Inmaculada. Y al dar luego Ella el Si que la realiza como madre, en la visita a Isabel, Cristo santifica con su presencia a Juan El Bautista, aun antes de nacer y María es la portadora de Jesús. María enseña a hablar al que es el Verbo de Dios, que por su palabra iba a anunciar el Reino de los Cielos y a predicar su doctrina nueva, de amor, de perdón, de santificación al mundo. Si María es la Madre del Cuerpo Místico de Cristo, la iglesia de todos los que por divina dignación somos miembros de Jesús. María fue quien nos engendró al tiempo que su Hijo moría en el Calvario. María, la Corredentora, es Santificadora con el Hijo del Hombre que Ella formó en sus entrañas. Virgen Santificadora: Henos aquí, a tus pies, para que esa sangre de tu Hijo nos bañe y purifique, nos haga agradables al Padre, por obra del Espíritu Divino, y podamos llamarte Madre de la Divina Gracia. Porque derramas a manos llenas la vida que nos da Jesús. María Santificadora, Ruega por nosotros y santifícanos Gozos Coro Madre Santa de Jesús, de su fulgor suave aurora. Constituida en la Cruz Virgen Santificadora. Aplastaste con tu Hijo Al enemigo infernal Quebrantaste su cabeza Con tu planta virginal. Virgen, que en dulces Coloquios te mantienes con Tu Dios enséñanos a imitarte En tu confiada oración. Sin pecado Concebida Engendrada antes que el sol Concebiste al que es la vida Fuiste la Madre de Dios. Blanco lirio de pureza Fuente clara cual cristal Nuestros pechos purifica Dantos de tu manantial. Llena de gracia te llama el Enviado de YAVE. ¡Bendita entre las mujeres! Canta tu prima Isabel. Tú, la Madre de la Iglesia Forma sacerdotes santos que Transformen en dulzura Las amarguras y llantos. Tú proclamas ser la sierva: ¡Gran misterio de humildad! El VERBO también se Humilla nace en oscuro portal. Títulos bellos ostentas De los Cielos ¡Oh Señora!: Virgen del Carmen, Loreto, Fátima y Auxiliadora. Santificas el trabajo Con Jesús y San José. Tu casa se vuelve un templo Y un rito hacer de comer. En Chiquinquirá eres Reina, De Colombia Protectora Y en el Alto de la Virgen, Nuestra SANTIFICADORA. Oración a María Santificadora ¡Oh, María Santificadora! El Señor ha dispuesto que por tus manos pasen todos los bienes que ha de repartir a los hombres y para ello te ha confiado todos los tesoros y riquezas de su gracia. ¡Oh, Señor Jesucristo!, medianero nuestro delante del Padre, que nos diste a la siempre Bienaventurada María Santificadora por Madre nuestra y medianera delante de ti, haz que cuantos a ti acudieran para pedirte beneficios, se gocen de haberlo conseguido todo por su medio. Señor Jesucristo: Llama viva de mi corazón. Permíteme gritarte como lo hizo aquella mujer dentro de la multitud: “Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te alimentaron”. María, María, María Santificadora: Soy tan pobre y desolado, que lo único que tengo para ofrendarte son mis gemidos y mis lágrimas. Por mis pecados temo morir. ¡Oh Santificadora nuestra!: Fortalece me para no ofender al Padre ni a tu Hijo ni al Espíritu Santo que continuamente mira en mí. ¡Fuente bautismal, seno materno de María!: Bendícenos en el nombre de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo. Así sea. Oración a la Santísima Trinidad Dios Padre Todopoderoso que has enviado el mundo la Palabra de Verdad y el Espíritu de la Santificación, concédeme profesar la fe verdadera, conocer la Gloria de la Eterna Trinidad y adorar su inefable unidad. Dios y Señor nuestro: Tu Hijo prometió su presencia a cuantos se reunieran en su nombre. Haz que lo sintamos ahora presente entre nosotros y que, en la verdad y el amor, experimentemos en nuestros corazones la abundancia de su gracia, de su misericordia y de su paz. Por Jesucristo Nuestro Señor. 
Magníficat

 Mi alma glorifica al Señor. Y mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava. Por tanto, desde ahora me llamarán Bienaventurada todas las generaciones. Porque ha hecho en mí cosas grandes Aquél que es Todopoderoso, cuyo Nombre es Santo, cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen. Hizo alarde del poder su brazo. Deshizo los planes del corazón de los soberbios. Derribó del trono a los poderosos. Y ensalzó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos despidió vacíos. Acordándose de su misericordia, acogió a Israel, su siervo, según la promesa que hizo nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, por los siglos de los siglos, Amén.

LAS ENSEÑANZAS DE NUESTRA SANTA MADRE SANTIFICADORA


ENSEÑANZAS DE NUESTRA SANTA MADRE SANTIFICADORA



LA FE:

LA FE ES UNA PERSONALIDAD, CUANDO LA PERSONA SE ENTREGA A DIOS COMPLETAMENTE, AL MISMO TIEMPO SE DESPOJA DE SI MISMO, DE TAL MANERA QUE LAS COSAS QUE DICE Y HACE SABE QUE NO SON SUYAS SI NO QUE VIENEN DE DIOS.
POR ESO NO TEME HABLAR NI ACTUAR PORQUE SABE QUE DIOS ESTA CON ÉL.
LA FE MUEVE A LA PERSONA A HACER LAS MISMAS COSAS QUE JESÚS REALIZO . LA FE ES LA QUE MUEVE A LA PERSONA A DESARROLLAR LOS CARISMAS QUE EL ESPÍRITU SANTO LE PRESTA PARA REALIZAR EL TRABAJO EN LAS ALMAS SANCIÓN: SIN IMPORTAR LA MAGNITUD DE LA ENFERMEDAD,DISCERNIMIENTO, EL APOSTOLADO EL SERVICIO.

FE: PRESENCIA DE DIOS EN TU  ESPÍRITU, DESDE ESTA VIDA TERRENAL PODEMOS VIVEN-CIAR LA PRESENCIA DE DIOS Y DESARROLLAR LOS CARISMAS VIVENCIA LES .
LA FE ES LANZARSE SIN TEMOR Y ENTREGARSE SIN RESERVAS A LOS BRAZOS AMOROSOS DEL PADRE.

LA FE VA MADURANDO A MEDIDA QUE EL HOMBRE O LA MUJER LUCHA Y SUFRE POR AMOR A DIOS EN LA MEDIDA COMO SIENTE ARDER EN CELOS CUANDO VE AMENAZADA LA OBRA SALVADORA DE DIOS, EN LA MEDIDA EN QUE ACEPTA Y VIVE LAS PRUEBAS COMO PUENTE PARA LLEGAR ALA SANTIFICACIÓN . LA FE VA CRECIENDO CUANDO TRAS CADA PRUEBA SE VISLUMBRA LA GLORIA DE DIOS.
POR ESO LA FE ES SIEMPRE PROBADA EN EL SACRIFICIO Y ES ACRISOLADA EN EL MISMO FUEGO DE LA DUDA, DEL DOLOR, DEL RECHAZO DE LOS OTROS , DE LAS CALUMNIAS, DE LAS CONTRARIEDADES.A LA FE SE LLEGA POR UN CAMINO TORTURO SO, FANGOSO, DOLOROSO Y TANTAS VECES DESOLADO POR ESO AUNQUE LOS FRUTOS DE LA FE SON PARA LA COMUNIDAD, PARA DARLES A LOS OTROS, EL HOMBRE TIENE QUE AVANZAR SOLO, EN LA MAS PERFECTA SOLEDAD, CON LA ÚNICA CERTEZA DE DIOS EN EL CORAZÓN SIN ATADURAS , SIN CERTIDUMBRES, SIN SEGURIDADES.

DESATADAS LAS ANCLAS EL ALMA TIENE QUE SUMERGIRSE EN EL INSONDABLE OCÉANO DE DIOS , DE UN DIOS QUE SIEMPRE ES DESCONOCIDO Y MISTERIOSO .QUE NOS DEJA SOLOS PARA QUE APRENDAMOS A ANDAR; Y SER ADULTOS.
LA FE NO PERMITE NI  PREGUNTAS, NI RAZONAMIENTOS, NI CÁLCULOS. EL HOMBRE ES SOLO INSTRUMENTO ARADO EN MANOS DEL AGRICULTOR, PERO FRENTE AL MUNDO ES SEÑOR DE SI MISMO, AUTÓNOMO LIBRE , CON LA PERSONALIDAD DE LA FE, LA FE NOS HACE LIBRES.

LAS 7 AVEMARÍAS DE NUESTRA SEÑORA SANTIFICADORA



MARÍA SANTIFICADORA en sus revelaciones de diciembre de 1988 ha confirmado sus promesas a quienes la invoquen con sus siete avemarías diarias.

1 pediré a mi Hijo amado que le conceda un día mas de vida para que se arrepienta
2 En el ultimo momento de su vida, estaré a su lado AHUYENTANDO el demonio.
3 Todo aquel que este en necesidad y me invoque con las siete avemarías recibirá abundantes bendiciones.
4 El señor Jesucristo prometió a la Santísima Virgen que quienes la invoquen los salvara de la condenación eterna.
5 Librare del fuego del infierno a los que me honren con las siete Avemarías.
6 Aquellos que me invoquen con devoción, me verán momentos antes de su muerte.
7 Dirigiré mi súplica a mi amado Jesús, para que saque de los vicios y las malas costumbres a mis pequeños hijos.
8 A mis preferidos, Los Obispos y Sacerdotes, les daré carismas y dones especiales de santidad para que se conviertan.

9 A mis hijas, las religiosas, les concederé un amor muy grande por mi querido Señor y Dios mio, Jesús en la Eucaristía.

Los quiero tanto como quiero a mi amado Jesús cuando me rezan las siete Avemarías diarias como tanto les he pedido pues con ellas encontraran a mi querido Hijo allá en el cielo.

María Santificadora Ruega por nosotros y santifícanos
Modo de Rezar las Siete Ave Marías
Se recita el  Padre Nuestro (Padre Nuestro que estas en el cielo...) y luego las 7 AVEMARÍAS (Dios te salve María llena eres de gracia....)

DESPUÉS DE LAS 7 AVEMARÍAS

El Gloria al PADRE, Gloria al HIJO y Gloria al ESPÍRITU SANTO. Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIA: María Santificadora Ruega por nosotros y santifícanos.











DULCE MADRE NO TE ALEJES, TU VISTA DE NOSOTROS NO APARTES, PERMANECE SIEMPRE A NUESTRO LADO Y SOLOS NUNCA NOS DEJES YA QUE NOS AMAS TANTO COMO VERDADERA MADRE HAZ QUE NOS BENDIGA EL PADRE, EL HIJO Y EL ESPÍRITU SANTO.
AMÉN.
















visita el santuario de nuestra santa madre santificadora, si tienes problemas, si quieres estar mas cerca de la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, recitando el santo viacrucis camino de la cruz.
Allí encontraras la paz que tu corazón y tu vida necesitan, porque nuestra madre espera a todos sus hijos amados para abrazarles y consolarles en sus penas y aflicciones.

martes, 3 de junio de 2014

SÁBADO, 23 DE JUNIO DE 2012


"He venido a buscar la santificación de muchos"

El 10 de abril de 1976 fue la primera vez que Federico Blandón, siervo de YAVÉ y esclavo de la Santísima Virgen, fue visitado por nuestra Señora María Santificadora en esta tierra privilegiada de Guarne, en la región de Antioquia, Colombia.

En su primera visita la Santísima Virgen anunció la misión que traía  por mandato de su Señor: Había venido a buscar la santificación de muchos.  Durante las siguientes seis apariciones - en el mismo año de 1976 -, le encargó que hiciera público su nombre, construyera una capilla y formara grupos de oración en los que se alabara al Señor y se anunciara que prepararan los caminos para la venida de su Hijo, porque el Reino de Dios está cerca.  Y así lo hizo su vidente, fortalecido y asistido por el Espíritu Santo.

Prometió, asimismo, que derramaría abundantes gracias y bendiciones a todos aquellos que creyeran en Ella, recitaran el Santo Rosario, y las siete Avemarías cada día.  Dijo que sería la mediadora delante del Padre y no permitiría que, a la hora de la muerte, satanás se acercara al  lecho de aquellos que pusieran su confianza en el auxilio de la Santificadora. La Santísima Virgen profetizó en aquel año de 1976 lo que, en efecto, después ocurrió: «Vendrán épocas de hambre y miseria, y el firmamento se cambiará en un rojo encendido, y las cosechas sufrirán pestes.  Surgirán enfermedades terribles que la ciencia no podrá detener; habrá desolación y pánico en todo ser creado y hasta los bosques temblarán y no será muy tarde, porque esto es apenas el principio, ya que las aguas se están mermando».

En 1985, nueve años después de su primera aparición, nuestra Señora entregó su octavo mensaje para hacerse público. Dijo, entre otras palabras: «Pues bien: Que miren desde el primer mensaje y se darán cuenta desde cuándo viene en desgracia vuestra tierra colombiana.  También se darán cuenta que todos los mensajes se han ido cumpliendo, por la gracia de la Trinidad Eterna».

Pidió muchos rosarios a su nueva advocación por la santificación de los pecadores. Y requirió a los encargados de pastorear el rebaño del Padre Eterno: «Si no  consagran a Colombia al Corazón Inmaculado, como Santificadora, a mis pobres hijos les vendrán más desgracias, más miseria y angustia».  Aclaró que no era castigo de Dios sino perjuicio del mismo hombre por alejarse del Padre Eterno, YAVÉ.

En su última visita, el 7 de junio de 1997, la Santísima Virgen dijo a su pueblo - a través de su vidente -, que cumpliría todas las promesas hechas desde 1976.



LA MAYOR ALEGRÍA EN NUESTRA VISITA AL SANTUARIO ES VER LA PRESENCIA DE ESTA MARIPOSA, QUE SEGÚN LA HISTORIA DE LAS APARICIONES, ES LA PRESENCIA REAL DE NUESTRA MADRE .Y QUE CUANDO APARECE HAY UN MILAGRO.



Primeros 7 mensajes

PRIMER MENSAJE, 10 DE ABRIL DE 1976


Levántate!  Porque Yo he venido a dar un gran mensaje para los hombres de tu país. Busca un ministro de la iglesia y dile que he venido a buscar la santificación de muchos.  Y oí una voz que decía: Señora, bañaré tu rostro con toda hermosura y claridad, y  llena de sencillez, de honor. Tu eres benigna y llena de gracia. Y así todos, y aun los envidiosos, te llamarán: He ahí la Señora Santificadora de todo el mundo, Reina de todo lo creado. 

Y Ella, con su dulce voz, me dijo:  Me llamarás la Madre de la Santificación de todo el género humano. Yo soy la Madre de Dios El Santificador, y Santificadora de todos mis hijos en la tierra. Mira que soy la criatura más noble, la más perfecta, la más Santa de todas las criaturas; la flor de la humanidad, la corona de toda la creación en el orden y de la gracia; la obra maestra de poder, de la Sabiduría y del amor de Dios. 1 

1 Este fragmento del primer mensaje fue revelado por el vidente el 10 de abril de 1991, en el Santuario de Nuestra Señora.

Por el momento, tú, mientras vivas en la tierra, vivirás sólo para el servicio de Dios y de los hombres que a Él le temen.

No te creas mucho de la filosofía escrita por los hombres que ambicionan fama y prestigio. Sólo ama la caridad, la fe y las palabras de Cristo Jesús, que son las que te adoctrinan. Cumple los 10 mandamientos del Señor, y gozarás del premio que os ha prometido.

SEGUNDO MENSAJE,1 DE MAYO DE 1976


Levántate y ven!  He visto que has creído en la Trinidad Santa y en Mí. Y te llenaré de alegría en tu espíritu. Busca un ministro del Señor, para que te dé más conocimiento de Jesús Santo en todos los hombres.  Él te consagrará más a Él.

Formarán grupos y alabarán todos al Señor. Él os dará el verdadero mensaje. Nunca hables en tu nombre ni rebusques palabras finas.  Sé humilde y de corazón bueno, pues el Espíritu Santo hablará por ti. Desde ahora te diré que se te ha dado la gracia del consejo, para todos los que lo necesitan. No temas pues, si alguien trata de decepcionarte.

TERCER MENSAJE, 5 DE JUNIO DE 1976


Levántate que bastante has rodado entre el pecado! Pero tú has pedido clemencia y perdón con todo tu corazón y te has alejado de lo prohibido gradualmente.  Y Dios ha puesto su misericordia en ti. Pues bien, escucha lo que voy a decirte:
No han creído en mis mensajes.  Porque los hombres siguen atados a la tierra como arboles, pues son más grandes sus raíces que su mismo follaje.  ¿Cómo reconocer sus frutos si las raíces devoran sus ramas?. ¿Cuántas demostraciones y pruebas he derramado a todos los seres creados y todavía no están conformes?. ¿Cómo creen en lo demás si no han visto nada?. Si yo mandara algo divino, suave como la flor y duro como la roca, ¿qué pasaría?.

Pues la fe y las enseñanzas han decaído.  Porque han dejado introducir textos que simplemente imitan a los primitivos auténticos.  Pero no toda la culpa es de los ministros del Señor: Ellos siguen la gracia que les fue dada, pero falta más celo.

La otra parte del mensaje, que es para el clero, no fue revelada hasta 1995, por mandato de Nuestra Señora a su vidente. Y es la siguiente:

La fe y las enseñanzas han decaído porque han dejado introducir textos que simplemente imitan a los primitivos auténticos. Vuelve y dile al Obispo: «Escúchame, no te olvides que yo también soy Mensajera del Señor y miro desde el Reino de mi Padre donde se ve todo lo creado. Yo miro cómo las ofrendas que dirigen a mi Padre y a mi Hijo, son banquetes deliciosos, con cubiertos muy elegantes y la vajilla es blanca como la nube, pero la mesa es como de balso y el mantel es como lodo asqueroso, como estómago enfurecido.

Vuestros sacerdotes están tomando rienda suelta como fiera enfurecida y desbocada. No se lavan el lodo que tienen en sus almas y en sus manos para suministrar el Cuerpo y la Sangre del Cordero sin mancha. Con sus hechos ridiculizan las ofrendas. No se calmará el enojo de mi Padre hasta que se vistan de nuevo sus almas y sus cuerpos de virtudes. Predicáis muy lindo y está bien. Pero vuestras almas están mudas.          Elevad vuestras  almas  primero  para que después lloviznéis la Palabra y fecundéis las semillas que distribuís a mis pobres hijos.

Si no creéis esto, si no aceptáis esto, si no dieréis testimonio del celibato, veréis tragedias muy pronto, y la misma Iglesia sufrirá un descalabro sobre todo en aquellos que desobedecen. Orad mucho para que esto no suceda. Antes de mirar la miseria del que entrega esta razón, fíjate en los escombros que hay en muchos sacerdotes ministros de Dios».

CUARTO MENSAJE, 3 DE JULIO DE 1976


Levántate y escucha bien mi encargo: Construye una capilla donde puedan celebrar la Sagrada Eucaristía, enseñar la fe de Jesucristo y los Santos Evangelios. Y que en la consagración del pan y el vino, la pascua del Señor reviva en sus corazones como Cuerpo Santo. Con ello, las riquezas no son de este mundo sino del que Dios Padre tiene preparado para los que en Él confían.

- Pero si yo soy pobre y no tengo dinero para hacer la construcción ni aun para comprar el pedacito de tierra.

El universo fue creado por mi Padre.  ¿Acaso Él te negará el pedazo de tierra que tú necesitas? Si todos los tesoros del mundo fueron diseñados por mi Padre, ¿acaso Él te negará lo poco que tú necesitas para construirla?. Anda y no te desanimes.  Ponte a trabajar, que yo te acompañaré para que cumplas el compromiso.  No tengas miedo.  Porque el Espíritu Santo estará contigo y con los que te ayuden.  No pedirás y mucho menos tomarás prestado.  Ustedes dicen que 5000 fueron los azotes que le dieron a mi Hijo Amado.  Pues bien, esa será como prueba la suma que, sin pedir, se te concederá.  Esa será la primera prueba.

La pequeña construcción será humilde, y Yo estaré en todas las necesidades.Yderramaré abundantes gracias a todos aquellos fieles que me reciten el Santo Rosario por siete  veces. Anda pues.  Yo te empujaré.  Sé breve.  Porque de ti y de los que te ayuden depende la salvación de muchos.

QUINTO MENSAJE, 7 DE AGOSTO DE 1976


Acércate y no temas.  Porque has encontrado con tu fe la presencia de Dios en tu espíritu. Desde hace muchos siglos se han santificado muchos hombres. Porque, mediante su fe y perseverancia, se han levantado contra el pecado y han puesto todas sus obras, trabajos, luchas y sufrimientos como holocausto dirigido a la imagen de Dios Padre y, más tarde, en Jesucristo, Salvador de los hombres.

Recoge mis palabras, sin esperar prodigios. Renuncia a todos los bienes materiales de la tierra. Ten presente los 10 preceptos del Señor: Cúmplelos celosamente. Esto se lo cuentas al ministro que está esperando más de Mí. Porque hay ocasiones en que es muy difícil discernir la verdad. 

Porque a alguien creyeron loco, y hoy es una roca de la que brotan ríos de agua viva.  Porque Aquél que llena los cielos y la tierra, desprende rayos de amor en el Espíritu Santo para todos los que en Él creen. Dilo y no temas.  Porque Yo estaré contigo y él te entenderá.

SEXTO MENSAJE,  4  DE SEPTIEMBRE DE 1976


Yo mediaré por todos los que creen en Mí, y por los que recen el Santo Rosario y amen a la Trinidad Santa y Eterna. No permitiré que satanás se acerque a su lecho a la hora de su muerte. ¡Y muy grandes serán los frutos de aquellos que alaben al Espíritu Santo, sin olvidar al Padre y al Hijo!. Porque vendrán épocas de hambre y miseria, y el firmamento se cambiará en un rojo encendido, y  las cosechas sufrirán pestes.

Surgirán enfermedades terribles que la ciencia no podrá detener.  Habrá desolación y pánico en todo ser creado y hasta los bosques temblarán, y no será muy tarde.  Porque esto es apenas el principio, ya que las aguas se están mermando.  Sólo quedará todo aquel que aspire a la verdadera sabiduría, ciñéndose a las primitivas enseñanzas de Cristo Jesús en la tierra.  Los que sigan la palabra ciencia de los Santos Evangelios y aquellos que temen al Padre Santo, y a los que se conformaron con la presencia espiritual de Jesús Crucificado, Redentor del mundo.

SÉPTIMO MENSAJE, 2 DE OCTUBRE DE 1976       


No admitas que traten de retar tu fe!  Porque no enviaré pruebas como antes hasta que den buen crédito a los siete mensajes que contigo he enviado, y hayan tenido fe en mi aparición allí en tu privilegiada tierra.  Sólo enviaré pruebas espirituales. Que estudien detenidamente cada mensaje de los siete que tú entregarás y en ellos descubrirán la verdad.  Diles que  ¿de qué le sirve a un hombre sembrar y sembrar semillas en un campo despejado y, cuando va a recoger el fruto, duda de la semilla que sembró? Y cada pastor  conoce  las  ovejas  de su rebaño, y el sembrador, la semilla que sembró; y sabe separar la semilla mala, y la buena la retiene para otra buena siembra. 


Que retengan así también lo bueno, y lo malo lo santifiquen.  Pues un hombre cualquiera, el que menos se piensa, puede ser un evangelio para otro o para muchos.  Pues Dios a los hombres buenos y a los malos los participó de su vida divina. El último te escuchará y creerá en ti. Por el momento, confórmate con lo que has presenciado y has oído. Yo estaré contigo hasta el fin. Predica sobre la fe, que es otra gracia que te he confiado, y fortalécete con los evangelios.
Transcripción del Mensaje:

Ferderico (F): No importa que el cielo esté así oscuro, la presencia de Ella está aquí.  Madre: ¡Cuánto hacía Santificadora!.  Pidan, pídanle a Ella. Siéntense.  Ahí está.  Madre,  después de esperarte tantos años Santificadora, has vuelto a mí.  He cumplido todo lo que me has dicho, pero me faltan fuerzas para seguir viviendo.  Ahora, ¿Qué vienes a pedirme, Santificadora?.

Madre: Mira a tus hijos y cumple tu promesa, la promesa que me hiciste hace 20 años en este mismo mes.  Santificadora, siembra en cada uno de ellos todo lo que ellos necesitan. Santificadora, entonces déjame pedirte un favor para que este testimonio de tu aparición sea vivido a través de los tiempos: Déjame repetir lo que tú dices para que se cumpla el mensaje y todo el mundo lo escuche.

María Santificadora (M.S): Hijo: ¿Qué has hecho?.  La misión que Yo te dí, la has cumplido. Pero Yo quiero saber  de ti.

F: ¿Qué quieres de mí, Santificadora?. Tú  me dijiste hace 20 años que fuera a buscar un sacerdote para que me enseñara a conocer a Cristo, y este es el momento que no lo he hallado. Mi Cristo son las Santas Escrituras, las cuales me han hecho y han hecho todo lo que tu escogiste: Un pueblo piadoso a YAVÉ, mi Padre Celestial.

M.S: ¿Cómo te han tratado?.

F: Madre mía, he sufrido toda clase de persecuciones y de chismes, me han involucrado en cuantas cosas quiere la humanidad colocarme encima.   Dime Madre: ¿Qué he de hacer entonces?. Yo no me doblegaré porque tú me lo dijiste: Que me guiaba la fuerza del Espíritu Santo, y que recibía los consejos tuyos en todo momento. Eso he recibido de ti.

M.S: Hijo mío, no le temas a los hombres, pues ellos siempre hacen las cosas que ellos quieren.  Son soberbios y llenos de envidia, pero créele a tu obispo y sigue todos los caminos que Yo te he enseñado. 

No volveré a este lugar donde me aparecí tantas veces  porque eso se lo han llevado todo los vendedores, y se han posesionado del Lugar Santo donde Yo tantas veces hablé contigo y con mis hijos hace 21 años. De ahora en adelante dile a mis hijos que aquí estoy en medio de todos los peregrinos,  y allí me apareceré siempre,  y verás mi rostro, y verás a mi Hijo pequeño.  Allí repartiré bendiciones a todos, y les concederé todo lo que fue de mi promesa.

F: Santificadora: ¿Qué tienen que hacer ellos para salvarse?.

M.S: Hijo mío, aquí he cubierto todo. El Cielo lo he traído para este lugar. No se ven sino tinieblas como las tinieblas que se ven en los ojos de los hombres y en sus corazones.  Ya no temen a YAVÉ. El mundo se ha vuelto fratricida y se matan mis hijos unos con otros.  Decidle a cada uno de éstos que están aquí en este lugar de mi Santuario que teman a YAVÉ, pero con amor, y que teman al pecado.  Que es el amor de Dios en el cual Él se satisface para todos  los que se arrepienten.

F: ¿Qué más tengo qué hacer?.

MS: Hijo mío, por todo este mundo están diciendo que éste es el último año en que será el fin del mundo  - el fin de los tiempos - , que Dios lo ha escrito en el Reino de los Cielos. 

Pero habla y diles que todo es mentira y engaño de los materialistas y de los que no creen en el Espíritu Santo y en la Santísima Trinidad. 

Diles que escuchen la orden que Yo os doy:  El día 7 de junio lo consagrarán a YAVÉ mí Padre, el que Yo te dije  que te  enseñaría, y que enseñaras a todos mis hijos. Y el día 7 de julio harán lo mismo: Santificarán ese día y entregarán todas las cosas a Dios, todas sus pertenencias las entregarán para que Dios siga administrando las posesiones que Dios les ha dado. El 7 de diciembre también adorarás al Dios Padre Todopoderoso y ese día haré Gloria en el Nombre de mí Padre, pues todo lo he hecho en Nombre de Dios, nunca lo he hecho en nombre de la Esclava del Señor. 

Yo soy la paciente de Dios y Dios  me ha dado atribuciones para hacer cosas como las que Él  hace,   pues desde un principio Dios me dio  - como en el tiempo de Israel -  y vine a este mundo para llevar en mi vientre el Santo de Israel.  Le he dado a Dios y Él me ha dado gracias y poder.  Yo no ando nunca sola ni Él tampoco anda nunca solo. Siempre estamos los dos juntos. 

Así que en este día no se asusten que se ponga a oscuras.  En este día está el Cristo, mi Amado, y el Señor - mi Padre Celestial - en medio del Espíritu Santo dando bendiciones  a estos peregrinos, hijos que yo les he señalado por los labios tuyos. Que has entregado el Evangelio diferente a todos los demás  y has dado a conocer a mi Padre YAVÉ,  lo has pintado con tu mente y con tu sabiduría como realmente debiera de ser  en este mundo.  Pero bien sabes que el Espíritu es Espíritu, y ése está junto de ustedes.  Ahora quiero que cada uno de mis hijos los peregrinos,  le pidan todo lo que necesitan porque hoy se empezará el día de la consagración de YAVÉ, en esta fecha memorable. Les pido hijos amados que amen a  mi Creador. Pedidle y Pedidme.

F: Ella dice que pidan.  Pedidle siervos de Dios, dice la Virgen María.

M.S: Diles que cada uno de ellos son mis siervos, que cada uno de ellos hoy íntimamente son más hijos y Yo más Madre: Les daré todo lo que ellos  necesitan.

F: Madre, qué linda y resplandeciente has venido en este día para cumplir el relato del tercer mensaje de hace 20 años, donde tú decías que los hombres siembran y siembran, pero no conocen la semilla que  sembraron.   Y  hoy  vienes  a sembrar tú, Madre, como has sembrado todos estos 20 años tus hijos llenos de piedad y de amor.

¡Llénense de las gracias!. Madre bendita, Reina del Cielo y de la tierra. !Levantad las manos los que estáis arriba,  y  los que estáis arriba miren hacia abajo porque Ella está aquí en el centro, miren hacia acá. Bienaventurada eres Santificadora y bendita eres entre todas las mujeres. Bienaventurada Madre.  Bienaventurados sean todos estos hijos tuyos. Llénalos de amor. No me dejaste hacer nada porque todo lo querías para ti y así era que tú querías.

Dice la Santificadora del Cielo que no tengan temor ni sean cobardes, que se levante la persona que yo diga y con un trapito o algo en la mano se haga ver. ¡Hoy se cumple uno de los evangelios!. Hay una señora que tiene hemorragia.  Levante la mano que la va a sanar el Señor y la Virgen, rápido. ¿Entendieron?: Una señora que tiene hemorragia y de antemano el Señor la va a sanar, hágase ver, agite  un trapito.  Véanla, allí está,  gracias a Dios,  qué  alegría. !Que novelería!. ¿Y todos van a dejar de ver a la Virgen por ver una hemorroisa?. ¡Ese es el cambio que hace el mundo!.

Madre: Ya tú ves que es un pueblo difícil, bien difícil es la fe.  Todas las apariencias  humanas se cobijan, pero las apariciones de tu Espíritu parece que no existieran.  Ahora te pido Madre que me des un poco de descanso, has acabado con mis fuerzas.  Santificadora, abre un poco para que venga más luz hacia ellos y ahora vuelve Santificadora, te posas encima de los arboles como las golondrinas.  Madre bendita, eres Inmaculada y siempre bella.  ¿Cómo he de seguirte llamando ahora después de 20 años de transición por este mundo, Santificadora?

M.S: Hijo mío, me llamarás siempre la Madre Santificadora de los hombres, pues El Santificado estuvo en Mí.  Por ello, fui la Santificadora.  No hay ninguna duda de que si el Santo de los Santos habitó en mí, Yo sea el Tabernáculo Santo donde el Santo de los Santos vino al mundo. Llámame así. Después de la Inmaculada, seré para siempre la Santificadora de todos mis hijos.

F: Ella, escuchen hermanos, oremos, miren hacia arriba (Dios te salve..) Escuchadla.

M.S: Diles a todos estos hijos que hoy los llenaré de bendiciones y de gracias, que los que están enfermos y han creído en la aparición de la Sierva del Altísimo, se sanarán.  Que todos aquellos que temen al Padre Eterno, se salvarán.  Que el día de su muerte, vendré Yo y los llevaré en mis brazos y entregárselos he a mi Amado el Cristo Jesús, y tú fortalecido quedarás más todavía.  La envidia del hombre ha carcomido sus entrañas.  Pero a ti te daré más fortaleza y más poder, pues así Moisés anduvo 20 años en el desierto cuando ya había cumplido la promesa de sacar a Israel de la esclavitud, así también hoy tocaré tu mano, tu hombro y tu boca, tocaré tu corazón y te daré fortaleza para soportar todo lo que hablen y digan de ti, y las envidias no llegarán a ti.  Porque jamás te derrumbarán con nada. A mis hijas y a estos mis hijos que están en este lugar,  benditos sean y reciban mis bendiciones.  Pero aquellos que han hecho negocio de mi Santuario no recibirán nada ni tendrán cuentas conmigo.

F: Madre, y a tus hijas las Esclavas de María. Ya me diste a mí todo lo que tú has querido, y ellas necesitan tu fortaleza y tu gracia y tus bendiciones.  Se han hecho esclavas  tuyas y se han encerrado en cuatro paredes en el convento, y han entregado todo lo que tenían y se han abandonado a sí mismas para entregarse a ti y a tu Hijo.

M.S: Hijo, dile a mis amadas hijas que esclavas serán en este mundo, perseguidas serán también como tú, pero allá en el Cielo serán las libres santas de las santas.  Y a tu Madre, a ésta tu Madre que te  habla, conságrate todos los días más a Ella, así te hablen que tienes que entregarte primero a mi Hijo.  Están muy engañados, pues siempre el que viene a mí, yo lo llevaré a mi Hijo, y el que viene a mi Hijo, yo lo atraeré a mí.  Y así como me he reunido en estas sombras,  también llego a ellos para tocarlos con mi manto de velo, y la nube de Dios ha bajado de las alturas del Cielo.

F: Arrodíllense. ¿No temen a Dios?. Sólo quiere probarlos. Tócalos Madre y úngelos para que crean más en ti.

M.S: Hijo mío, dile a la que llaman madre de las Esclavas de María Santificadora, que es mi Nombre, que la consagraré todos los días más a YAVÉ, le daré más gracias en el amor de Cristo y del Espíritu Santo. Llegaré a ella con todos los santos en mi compañía, le daré el don  de la fortaleza, entendimiento y la sabiduría para conducir con rienda  firme, alegre y llena de amor a cada una de mis hijas, las religiosas. 

Y a estas hijas mías, las que he llamado para mi servicio, las promesas que tú les hiciste hace poco que un día vendría a cada una de ellas, yo las cumpliré.  Así como se esconde el sol en el mundo ante este pequeño pedazo de tierra que está en las manos de mi Padre, así cumpliré todas mis promesas que he hecho desde el año 1976.

F: Baja más Madre, llega a ellos para que ese Niño Amado nos bendiga con su sonrisa y su ternura.  ¡Cielos: Reciban la bendición del Niño, bendigan al  Niño bendito de Dios!.  Padre hecho Niño, gracias por tus bendiciones. Sonríete ante estos hijos pecadores y bórrales el pecado, pues me has colocado como intercesor de ellos y me llaman loco, Santificadora, como llamaron a los apóstoles  y como te llamaron a ti Niño Jesús: «El loco de los tiempos de Israel».

Ahora deja que esta locura tonta de los santos llegue a ellos y los cubra más con tu santo velo, toca a los sordos, toca a los ciegos, toca a todos los enfermos.

Pídanle, hablen.  Mira que la naturaleza se ha cambiado en este día toda.  ¿No tienen con eso, qué más quieren ver?.  Ahora no más. Ya los curaste Madre, ¡qué linda eres!.  Mira a tus hijos: Están viendo la gracia tuya, los cobijas por todos los lugares, qué linda eres Santificadora, no te vayas todavía. Dios te salve María, llena eres de gracia...

¡Gloria a ti Padre, Gloria a YAVÉ, gracias a ti Dios de los Cielos.  Gloria a ti el Santo de Israel.  Gloria a ti Señor Jesucristo, hecho Dios en los profetas.  Gloria a ti Padre en la transfiguración de tu Hijo.  Gloria a ti Padre por aquella visita que le hiciste a Moisés y a Elías.  Gracias a ti bienaventurada Virgen María por las apariciones que les has hecho a los pobres y humildes!.  Gracias a ti Padre Santo por los que no creen en ti ni guardan tus mandamientos, perdónales Padre Santo.

Y tú, Madre bendita, a todos aquellos que dicen que tú para qué te apareces a este mundo, y que es mentira, perdónales y aparécete a ellos en el Reino de los Cielos.  Pero te pido Madre, repréndelos,  por incrédulos, así como reprendió el Hijo tuyo a Tomás.  Así reprende a aquellos incrédulos hijos tuyos que desvirtúan la Gloria de Dios y de María, las alabanzas del Padre en los hijos de estos peregrinos que están viendo hoy con presencia espiritual a esta Madre bendita. 

Todo es calma, todo es silencio, todo calla,  todo  en  este  mundo  para  ti Madre bendita.  Ahí te entrego a todos estos hijos en este evangelio que tú has proclamado en este día de hoy de acuerdo con tus mandatos y con tu voluntad. 

M.S: Hijos, levanten las manos porque soy Yo, María la Santificadora.  Yo os bendigo. Levanten las manos y levanten el alma y vuestro espíritu para que este día los cobije más y más con mis bienaventuranzas.

F: La nube del cielo se ha levantado, pero ha dejado caer la neblina.  Has dejado caer la Bienaventuranza tuya y el Cielo de Dios se revive por tu amor y por tu gracia.  Gracias a ti Bienaventurada Virgen Santísima por todas estas  manitos que vas  tocando tú a cada rato. Tócales sus dedos, sánalos y purifícalos en su alma, y que este día quede escrito en la historia.   Madre: ¿Qué quieres que haga yo por ti?.

M.S: Decidle a mis hijos que levanten más las manos, que dejen esa pereza y no las dejen caer.  Así como Moisés estuvo mucho tiempo con las manos levantadas   para   poder   ganar las batallas que Dios le había prometido, así que todos estos mis hijos levanten las manos para Yo tocarlas, lleven paz y felicidad a sus hogares para que esta visita sea reemplazada más que miles de oraciones. 

Porque mi presencia y mi manto llegará a ellos y quedará en su recuerdo para siempre, y sus almas serán santas.  Yo las atenderé en el último día así como lo había prometido desde un principio cuando Yo aparecí.  Y hoy 7 de junio dirás que transcriban todo lo que Yo he dicho y que lo repartan voluntariamente a cada uno de estos que se han congregado en el día de hoy, para que lo guarden como una oración santa y repitan  la oración que voy a elevar a Dios mi Padre y al Señor en Cristo:

- Bienaventurados sean todos vosotros los que han creído que la Madre de Dios es con vosotros. Bienaventurados vosotros los hijos de los pobres porque creen en la humildad de la Esclava, de la Virgen. Bienaventurados todos vosotros que creen que le he dado a mi Madre todas las bienaventuranzas del Cielo y de la tierra. Bienaventurados todos vosotros que creen y guardan justicia y no se dejan intimidar por  aquellos incrédulos y falsos profetas. Bienaventurados  todos vosotros porque de ustedes es  el Reino de los Cielos y buscan el amor  que Yo os otorgo todos los días. Bienaventurados sean todos vosotros  porque reciben la bendición de mi Padre en sus espíritus y sus almas serán santas. 

Bienaventurados  los prodigios que hace mi Padre en el Nombre de su Hijo el Cristo. Bienaventurados los que creen que por mi sangre serán salvados. Bienaventurados todos los que creen que porque fuí elevado a las alturas de una Cruz ha sido para recibirlos a todos y darles la libertad, encadenar al demonio y abrirles las puertas del Cielo.  Bienaventurados todos los que oran por mi santo hombro porque fue el que más me martirizó cuando fuí hacia el calvario a entregar mi vida por todos mis hijos.  Bienaventurados sean todos vosotros hijos de mi Amado Padre.

Yo el Ángel de Dios os digo: El Cristo Amado que nunca deja a su Madre está aquí,  créanlo quien lo  crea.  El que lo desvirtúe tendrá puertas muy ajustadas, difíciles para entrar.  Pero el que le haga entrega amorosa a Dios, las puertas del Cielo se abrirán más grandes que estadios y praderas para que todos entren y sean glorificados en el Nombre de mi. Yo os bendigo en el Nombre del Padre, en el Nombre mío, en el Nombre del Espíritu Santo y  en el Nombre de mi Madre.            

En el Nombre de mi Dios YAVÉ os bendigo para siempre, en Nombre de este Hijo de Dios que obró en la sinagoga  portentos, en el Nombre del Espíritu Santo que los fortalece y los llena de gozo y siempre con ustedes, en el Nombre de mi Madre.

F: Ahora Madre, bendice tú a tus hijos, tócalos  Madre, tócalos Madre, tócalos.

M.S: En el Nombre de mi Padre, en el Nombre de mi Hijo y en el Nombre del Espíritu, descienda sobre vosotros y reciban todo lo que Yo os he dado. Gloria ángeles y santos, tronos del Cielo, santuarios celestiales, ejércitos míos, vengan y bendigan, y os liberen de las cadenas del demonio, les dé la consagración y les dé la luz perpetua para que cada uno de ustedes vean la luz del Espíritu de mi Padre y el rostro de Dios sea con todos ustedes.

F: ¿Donde estás? No te vayas Madre.  Mira que no tengo alientos, mis fuerzas se consumen y mis huesos se dilatan y mi corazón golpea fuerte, y sabes que estoy enfermo de él.

M.S: Hijo mío:  No morirás  de  tu corazón. Tu corazón  será el que lleva aquí   tantas almas  al Reino de los Cielos. Morirás de amor:  Ese es tu fin.

F: Madre Bendita: Bendíceme Santificadora.  En tus manos encomiendo mi espíritu y a ti me entrego  con todo lo que soy.  Bendita seas, déjame y préstame esta mano Madre para yo compartir la bendición tuya para tus hijos. Que yo la dirija, ya que ellos no vieron tu mano ni la mano de mi Padre ni del Cristo.  Que ellos vean la tuya en la mía.

M.S: En el Nombre del Padre, en el Nombre de mi Hijo, en el Nombre del Espíritu Santo, en el  Nombre  de  la Virgen María.  

F: Gracias Madre. ¿Dónde estás?. Se ha ido. Estoy rendido. Yo me voy, pero aquí queda María. La Santísima Trinidad está con ustedes. Quédense aquí como Ella lo ha dicho: Hoy 7 de junio, julio 7 y diciembre 7 entréguense a Ella y a Él.  No se vayan. No la dejen sola, yo me voy porque no tengo fuerzas:  Ella me las ha quitado.